Para iniciar a los niños en la escritura musical, partiremos con la siguiente idea: "es mucho más sencillo, escribir o graficar la música que se conoce, que intentar extraer información (música) de una partitura que tiene signos que recién se está conociendo”.
Quizá a muchos de nosotros nos pasó que una de las primeras experiencias con la lectura musical, consistió en leer una partitura con dos o tres notas, que debíamos ejecutar en una flauta dulce. No son pocos los niños que evaluan esta situación como algo muy difícil, aburrido, agotador, con poca gracia. Lógicamente es esperable el que ocurra esto, si tomamos en cuenta que para desarrollar esta actividad un niño debe conjugar una serie de estructuras, habilidades y destrezas que en la práctica toma bastante tiempo adquirir.
Habilidades:
Habilidades:
- Ubicar las notas en la pauta
- Relacionar el orden sucesivo de las notas con las lineas y espacios de la pauta
- Ubicar las notas en la flauta con su respectiva digitación, que implica la disociación e independencia de los dedos.
- Coordinar la emisión del aire y su correcta articulación (tu - du) con el movimiento de los dedos.
- Tomar en cuenta la duración de cada sonido indicada por la figura rítmica y su sincronización con el pulso, lo que le dará sentido a la melodía.
Si el niño logra manejar adecuadamente todas estas variables, tendrá por resultado la melodía, es decir, el premio por el esfuerzo, de lo contrario, si no logra sortear todas estas dificultades, no tendrá el premio esperado y por consiguiente la sensación de frustración. En esta situación es lógico que manifieste que la música es aburrida, fome, o que no le gusta.
Para lograr este objetivo, me he propuesto un programa dirigido a entregar a los niños una experiencia musical que le permita adquirir conceptos fundamentales para la práctica musical como lo son: pulso, ritmo, acento, tempo, agógica, en cuanto a lo que se refiere al ritmo; y por otro lado un repertorio amplio de canciones preferentemente del repertorio infantil, que van a entregarle al niño una gran variedad de fórmulas melódicas y contenidos adecuados a su desarrollo social, sicológico y emocional.
Durante el primer y segundo básico los niños han aprendido un amplio repertorio de canciones, las han acompañado rítmicamente, marcando el pulso, el ritmo y el acento o ejecutando esquemas rítmicos en forma de ostinatos. Han participado en una serie de actividades dirigidas a memorizar, identificar, secuenciar, dibujar, gesticular, actuar o dramatizar las canciones. De esta manera se logra familiarizar al niño con una variedad de estructuras mentales y motrices relacionadas con la música, y se le crea lazos afectivos con el repertorio y con los compañeros con los que comparte la actividad.
Al final del segundo básico, los niños ya son capases de identificar y luego graficar estructuras rítmicas sencillas, basadas en el ritmo de las canciones estudiadas. En esta tarea nos basamos en el uso de silabas rítmicas (ti-ti= corcheas ta= negra S= Silencio etc. Metodo Kodály).
Durante el primer semestre del Tercer año nuestro trabajo se orienta a ejecutar todo el repertorio en el metalófono. En esta edad los niños ya cuentan con una madurez que les permite un mayor control de la motricidad fina, estructuración visual y temporal, en fin, todos los elementos que intervienen en su motricidad (ver Teoría de la psicomotricidad). Por otro lado se sienten mucho más capaces y seguros en habilidades intelectuales que les permitirá aplicar reglas y estructuras a nuevas situaciones, generalizar información.
Secuencia de actividades
Secuencia de actividades
• Se lee y ejecuta la rítmica de la melodía a estudiar.
• Se aplican las notas a la secuencia rítmica.
• Se canta la melodía nombrando las notas y se memoriza como una estrofa mas.
• Se ubican las notas en el metalófono y se ejecuta.
Si se elige para comenzar una canción sencilla y muy conocida, como por ejemplo: "Aserrín aserrán", el resultado musical es casi inmediato. Los niños se ven muy estimulados al ver que la música suena mientras van cantando y tocando las teclas del metalófono.
Un ejemplo:
El repertorio de canciones le entregará al niño una serie de estructuras melódicas y rítmicas que identificará con facilidad, relacionándolas con el repertorio, lo que le permitirá cantar en forma entonada secuencias de notas y estructuras rítmicas que le serán cada vez más familiares.
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Después de toda esta experiencia previa nos lanzamos a la tarea de escribir la música que conocemos....
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